Vivencias de nuestra gente Nº 86: Un funcionario ejemplar; yo creo que único

*Autor: Jose Juan Jorge Vega. Febrero 2021 //*
Esta vivencia la quiero contar con la doble intención de agradecer públicamente y para que conozcan el comportamiento ejemplar de un funcionario del Hospital Insular de Las Palmas de Gran Canaria. Este funcionario se llamaba y espero que siga llamándose Agustín. Trabajaba en el departamento de “Atención al Paciente”, y es, créanme, único. A ver si cunde el ejemplo.
Como en Guía hubieron varias personas que trabajaron en dicho hospital en esa época, es muy probable que lo llegaran a conocer.
Para que lo entiendan es preciso que les cuente, aunque sea someramente, el origen del problema. En el mes de Septiembre del año 2003, por un error médico mi hija estuvo un mes en coma con parada cardiaca incluida e ingresada todo el tiempo en la U.C.I. del Hospital Insular, a pesar de que el problema se originó en el Hospital Materno Infantil, pero como allí no había U.C.I. (así me lo dijeron), la trasladaron en una ambulancia medicalizada al cercano Hospital Insular.
Su estado era crítico pues tenía infectados todos los órganos vitales y no respondía al tratamiento. Era tan extrema la gravedad que todos los días nos decían que de ese día no saldría. Fué un sufrimiento cruel.
Cuando salió del coma y le dieron el alta después de un largo periodo en planta, tuvo que visitar en Consultas Externas de dicho hospital a los especialistas que le atendieron durante ese mes y para que su marido no perdiera de trabajar, yo, que estaba recién jubilado, la llevaba en mi coche. Ella estaba, y así siguió durante muchos meses, en silla de ruedas debido a que había perdido toda la masa muscular y apenas pesaba 30 kilos,
Fueron muchos los especialistas que visitamos, pues como dije se le habían infectado todos los órganos vitales de su organismo, y todos la habían visitado en su box de la U.C.I. Cuando entrábamos a sus consultas todos coincidían en una frase: “!!Y escapastes Sonia!!”. Aún no se lo creían.
Estando aún en silla de ruedas, y haciendo la rehabilitación en el centro de Carlos Oliveira, consultó con su hermano, que es abogado, si podría poner una demanda judicial contra la doctora que cometió el error. Su hermano le contestó afirmativamente porque además tenía experiencia en ese tipo de casos. Le dijo que pidiera en el Hospital una copia de su historia clínica para luego poner la demanda.
Un día por la mañana nos fuimos al Hospital y solicitamos una copia de su historial clínico. A los pocos días nos contestaron que se había extraviado, que no la encontraban. A nosotros nos extrañó mucho pues en todas las visitas a los especialistas el abultado historial estaba encima de la mesa. Recuerdo que uno de los médicos especialistas le preguntó a mi hija que para que quería la copia y ella le contestó: “Porque quiero saber porqué perdí a mi hijo y que ocurrió durante el mes que estuve en coma”. El médico asintió con la cabeza dándole la razón. Pero en secretaría seguían insistiendo en que su historia clínica se había extraviado.
Entonces fuimos al departamento de Atención al Paciente y preguntamos por Agustín que además es sobrino de un matrimonio amigo nuestro, y ellos nos lo recomendaron. Después de una larga espera, pues todos querían hablar con él, nos recibió con una amplia sonrisa y nos invitó a sentarnos. Le explicamos el problema y sonriéndose nos dijo: “Conque se ha extraviado su Historia Clinica”…., no se preocupen, verán lo pronto que va a aparecer”. “Voy a pedirles una entrevista con el Gerente y ya les avisaré”. Nos fuimos mi hija y yo maravillados por sus atenciones y por el interés que nos mostró Agustin al tiempo que estaba disgustado por el comportamiento de unos profesionales que trataban de encubrirse los errores unos a otros. Siempre con el dichoso cooperativismo, nos decía. Y no lo entiendo porque todos ellos tienen un seguro de responsabilidad civil que les cubren sus errores. Pero claro, ellos valoran más su prestigio. !Pues que no cometan errores!. Nos decía visiblemente molesto.
He de aclarar que viendo la atención tan exquisita que nos prestaba no consideramos conveniente decirle que éramos amigos de unos tíos suyos.
Al cabo de cuatro o cinco días me llamó Agustin y nos citó en su despacho para el día siguiente. Lo primero que nos dijo al entrar en su despacho fue que no había sido necesaria la entrevista con el Gerente. Su Historia Clinica la tenían escondida en el cajón de una mesa, pero desde que el Gerente la pidió apareció como por arte de magia. Aquí tienen una copia. Nos quedamos maravillados. Les dimos las gracias y nos despedimos muy agradecidos y él nos contestó con una frase que jamás olvidaré: “Las gracias se las tengo que dar yo a ustedes por haberme dado la oportunidad de ser útil”.
!! Coño este hombre no es de este mundo. No es un funcionario normal !!.
Que pena que no hayan muchos como él. Es que se sale totalmente de la norma pues la mayoría de los funcionarios te tratan con cierto aire de superioridad; algunos incluso con prepotencia. A mí se me puso un nudo en la garganta que apenas pude decirle nada. Solo lo abracé y nos fuimos.
Mi hija se recuperó totalmente después de casi un año de rehabilitación, y se incorporó a su trabajo de profesora en Radio Ecca, donde trabaja desde 1990 y donde la quieren mucho. Recuerdo nítidamente la tarjeta que le mandó la Directora con un hermoso ramo de flores y una dedicatoria que a mí me emocionó al leerla. Decía así: “Nos alegramos de tu alta hospitalaria. Te queremos y te necesitamos”.
Por muy extraño que parezca ella solía decir que se encontraba mejor que antes. Que veía la vida de otra manera más positiva. Lo más que sentía era haber perdido a su hijo pues no ha tenido más oportunidades.
Al final su hermano presentó la demanda judicial y vinieron a contestarla muchos años después. Le decían que la admitían a trámite pero que los motivos no estaban suficientemente demostrados. Después de tantos años las leyes habían cambiado y si perdían la demanda todos los gastos serían por cuenta de ella. Su hermano le aconsejó desistir y así lo hizo.
Al final, después de tantos años, ella ya se había olvidado del asunto y tampoco le apetecía remover todo lo que había pasado y sufrido. Y así, de esta manera, pasó página y se dedicó a vivir con el nuevo valor que la vida tenía para ella.
Les aseguro que mi hija se había transformado en una persona nueva, más culta y desde luego mucho más espiritual.

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