Una marca china releva a Muebles Atlántico Norte

  • La empresa familiar canaria alquila su sede emblemática de Guía a inversores orientales y se centrará en otros puntos con unidades de comercio especializadas
  • Ofrece drásticas rebajas de hasta un 50 por ciento para ceder el inmueble en breve plazo a los nuevos ocupantes
  • El futuro inquilino reabrirá antes de fin de año como un gran bazar de textil, ferretería, manualidades y papelería

    Amado Moreno  //

Una marca oriental de origen chino ocupará a partir del mes de octubre de este año las instalaciones actuales y lo que ha venido siendo la sede emblemática de Muebles Atlántico Norte en el municipio guiense y una destacada oferta comercial en la comarca del Noroeste grancanario.

La operación entre la empresa familiar canaria y los inversores chinos se ha cerrado en los últimos días con la cesión del edificio de 7.500 metros cuadrados en régimen de alquiler. Las condiciones del acuerdo imponen a los titulares del inmueble un desalojo en breve plazo. Esta exigencia explica el inicio de unas drásticas rebajas en los precios de sus productos en exposición, a partir del lunes. En algunos casos las reducciones pueden alcanzar el cincuenta por ciento.

El futuro inquilino integrará en su oferta comercial la venta de artículos de diferentes sectores: hogar, ferretería, textil, papelería, manualidades, etc., excepto alimentación y bebidas. «Son potentes inversores de éxito ya en Canarias, que a buen seguro van a generar empleo juvenil en el municipio y la zona, dinamizando el comercio», se asegura por parte de algunos de los que han seguido de cerca las negociaciones. Los protagonistas son remisos a desvelar la identidad de la firma oriental, a la espera de que ésta supere flecos administrativos en fecha inminente.

Culminada esta etapa, que se inició años atrás con otra operación similar en el polígono de Arinaga alquilando a la multinacional francesa Conforama un inmueble de referencia inaugurado en 2002 sobre una superficie de 27.000 metros cuadrados, los gestores de Muebles Atlántico concentrarán a partir de ahora su área de negocio en puntos de venta especializados, con distintos nombres, después de concretarse el relevo generacional de la familia al frente de la empresa, y tras la jubilación de su fundador Ramón Agustín Díaz Díaz (1948).

Sus nuevos establecimientos son ya visibles en la capital grancanaria, con productos de última generación para el descanso, en la calle Juan Manuel Durán; decoración y muebles, tapicería y salones en puntos de la zona del Auditorio Alfredo Kraus, y otro de iluminación en la calle Néstor de la Torre con la denominación de Ligth Planet. El proyecto próximo es abrir un local en Tamaraceite de 1.500 metros cuadrados.

Vocación empresarial

Al hacer hoy balance de su dilatada experiencia empresarial con Muebles Atlántico, acumulada desde 1989 en que dejó la docencia, Ramón Díaz no duda en señalar «la vocación familiar de crear empresa» junto a su esposa Juana Rosa Suárez Pérez, incorporando luego a sus cuatro hijos en edad adulta.

«Sabíamos entonces que el sector del hogar y el mueble tenía grandes posibilidades. Queríamos aprovecharlas. En esa tarea procuramos diseñar una estrategia de situación física al borde de la carretera. En coherencia con tal pensamiento construimos un edificio de 2.700 metros cuadrados. Nos sirvió decisivamente para conseguir un impulso comercial muy importante y nos permitió evolucionar y volar a niveles más altos de negocio», recuerda.

Cinco años más tarde Muebles Atlántico Norte afrontó la inauguración de otro inmueble de 7.500 metros cuadrados en la orilla de la carretera general correspondiente a la Variante de Silva, dentro del mismo municipio norteño, que se convierte rápidamente en el principal centro de negocio. Aunque este pasará a manos de inversores chinos en los próximos meses, por el referido acuerdo empresarial.

«Todo lo que habíamos logrado en aquella época -añade el empresario guiense de proyección insular en Gran Canaria-, unido a Intermobil, grupo de compras a nivel nacional, nos facilitó las últimas novedades del sector. Esta apuesta nos dio también la oportunidad de crear ambientes atractivos y de calidad en nuestras amplias exposiciones. El cliente valoró de inmediato nuestro empeño, de modo que la mejor publicidad fue el boca a boca suyo mostrando su satisfacción».

EXPANSIÓN EN LA CAPITAL Y SURESTE

Afirma que la nueva realidad les indujo a continuación a acercarse al público de la capital y abrir nuevos puntos de venta en Tamaraceite, Schamánn y en las inmediaciones de Mesa y López, sumando una plantilla de 35 trabajadores y convirtiéndose en líder del sector del mueble.

La proyección de la empresa no se detuvo ahí. «Aprovechando la promoción y oferta de suelo en el Polígono Industrial de Arinaga adquirimos un terreno que en el año 2002 se consolida con la apertura de la mayor superficie comercial dedicada al mueble – sigue desgranando entre sus recuerdos Ramón Díaz-. El edificio fue concebido con todo tipo de exigencias para hacer fácil la complejidad del manejo que por volumen y manipulación se necesitaba para el buen funcionamiento de la venta y distribución de nuestra oferta. Contaba con ocho muelles de carga y descarga, adaptados al transporte de muebles adecuadamente rotulados y matriculados con el reglamento de puertos, además de una cabeza tractora «trompo que agilizaba la entrega final al cliente».

Enseguida se reveló como una inversión acertada por la extraordinaria acogida que le dispensó el público. «Las modernas instalaciones respondían plenamente al momento de prosperidad en el contexto del boom inmobiliario de la época. Todo se construía, todo se vendía y todo se amueblaba», matiza en la descripción evolutiva de su empresa, Muebles Atlántico Norte.

Aquella boyante situación económica aconsejó ampliar la plantilla hasta 85 empleados, con toda la familia «a piñón fijo» al frente de la empresa y en departamentos específicos para cada uno de sus miembros. Pero llegó la crisis. En el año 2006 se dejó sentir con extrema dureza. «Pinchó la burbuja inmobiliaria y se produjo de súbito un parón -recupera el hilo narrativo Ramón Díaz-. Nos quedamos perplejos ante la realidad. Buscamos alternativas muy díficiles de emprender. A la crisis se unió la consolidación de áreas comerciales, franquicias internacionales y grupos inversores que dominan la frágil situación del sector. Nos afecta muchísimo. Con estas expectativas nos vemos obligados a cambiar de estrategia, trabajando y potenciando productos y servicios diferenciados. En definitiva, haciendo lo que ellos no saben hacer».

Es entonces cuando se registra un encuentro con la multinacional francesa Conforama. «Estaba desarrollando una política de crecimiento en Canarias y muestra su interés por nuestro edificio modélico de Arinaga. Nuestras instalaciones le iban como anillo al dedo. No dudamos en subirnos al carro y cederlo en régimen de alquiler, valorando asimismo la repercusión comercial para la zona del Sureste. Invierten, dicho sea de paso, adaptando nuestro edificio a sus necesidades. En poco tiempo se ha convertido en uno de los centros más exitosos del grupo Conforama».

Recién entregado el «testigo» de la gestión de su grupo empresarial a sus cuatro hijos, Ramón Díaz se manifiesta confiado en el entusiasmo, ilusión y capacidad de las nuevas generaciones: «Desde mi modesta pero amplia experiencia les aconsejo para triunfar unos cuantos valores: profesionalización, servicio y especializarse para colaborar y engrandecer a una sociedad como la canaria, necesitada y a la vez exigente». No es poco. Dicho queda.

Juana Rosa Suárez, embrión de la empresa familiar

En el origen de Muebles Atlántico Norte fue clave la figura y el quehacer inicial de Juana Rosa Suárez Pérez, esposa del profesor, y luego empresario, Ramón Agustín Díaz Díaz. Ella abrió una pequeña tienda de unos 400 metros en un local de su propiedad, sito en la Urbanización Pineda de Guía, inscribiéndolo con el nombre de Comercial Atlántico Norte. Con un acreditado perfil comercial, Juany, como siempre ha sido conocida, convierte su negocio en un foco de referencia del sector local del mueble. Su esposo, Ramón Díaz, no duda en solicitar la excedencia docente para sumarse al esfuerzo emprendedor de su cónyuge, y en 1989 se constituye en sociedad mercantil «Comercial Atlántico Norte S.L.», cuyos únicos accionistas son el matrimonio con un capital inicial de 60.000 euros (diez millones de pesetas de la época).

Como a toda empresa familiar le llegó en los últimos tiempos el momento del cambio generacional para colocar al frente del grupo a sus descendientes. Un proceso que ha sido abordado con normalidad y sin traumas, accediendo a la dirección sus cuatro hijos: Roberto, Sergio, Noelia y Alejandro Díaz Suárez.

 

NOTA.- Publicado en el diario La Provincia

 

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