Santiago Gil firmará ejemplares en la Feria del Libro de Las Palmas

Santiago Gil estará el martes 30 de mayo, entre las 19:00 y las 21:00 horas, en el stand de la Librería Canaima, en la Feria del Libro de Las Palmas de Gran Canaria (Parque de San Telmo), firmando ejemplares de Gracias por el tiempo y de la segunda edición de La costa de los ausentes.

Gracias por el tiempo

Gracias por el tiempo pasa a formar parte de otros títulos ya publicados por Santiago Gil, como: La costa de los ausentes; Villa Melpómene; El destino de las palabras; Queridos Reyes Magos; Yo debería estar muerto; El motín de Arucas; Los suplentes; Sentados; Una noche de junio; Psicografías; Las derrotas cotidianas; El color del tiempo; Equipaje de mano; Por si amanece y no me encuentras, entre otras publicaciones anteriores. Aparte de la obra en prosa señalada, también tiene publicados los poemarios siguientes: Tiempos de Caleila, El Color del Tiempo y Una noche de junio y Trasmallos.

De la lectura apresurada de *Gracias por el tiempo*, se detecta la presencia de dos historias, en algún momento paralelas, con un nexo común se va desarrollando a lo largo de las páginas de la novela. En muchos casos, por no hablar de la totalidad del texto, se destila un poso de tristeza incurso en esas vidas que se van contando, si bien en algún momento surge algún rayo de luz que ilumina y da un cierto aire de optimismo al ambiente, a priori teñido de pesimismo. Denota, también, una acertada denuncia de las situaciones por la que atravesaron algunas generaciones, tanto en su infancia como en su vejez, más concretamente de las instituciones donde en muchos casos permanecieron hacinados y sometidas a vejaciones diversas.

La sinopsis que figura en la publicación refiere lo siguiente: Los sueños de los artistas que se quedaron en el camino. La sinrazón de las falsas creencias. La vulnerabilidad de la niñez y, a veces, también de la vejez. La manipulación. Los amores que no llegaron a ninguna parte. La vida que pasa como aquel soplo del tango. La palabra como único asidero cuando ya no nos queda nada.

La costa de los ausentes

La costa de los ausentes está dividida en tres partes, la primera de ellas está narrada de manera casi convencional, cuenta la historia de una mujer que además de intentar encontrar su lugar en el mundo, también quiere enfrentarse a esa amarga realidad que es la existencia. Esa existencia que tiene fin y que en este segmento, extraordinariamente lírico, parece que identifica con un mar revuelto omnipresente como es el que más que acariciar, azota la costa de Famara… aunque hay otros pueblos y ciudades dominantes en una novela más que urbana, reflexiva. Más que de posibles, de imposibles éxodos a territorios en los que se fue feliz, o al menos vivió con sus desgracias la protagonista, una exitosa galerista, Nieves Rivero, y otros personajes de la novela que, sin embargo, se dan de bruces contra la cruda realidad. Esa realidad que ni nos quiere ni nos odia.

Santiago Gil juega con otras claves en la segunda y tercera parte de esta novela. Y si bien a título particular es la que menos nos entusiasma, sí que pone de relieve que estamos ante un escritor más preocupado por las formas y el estilo, que por indagar en el corazón de sus personajes. Una tarea, cabe señalar, que sí explota y con nota en una primera parte en la que vuelca lo mejor que lleva dentro como narrador.

Resulta insólito, al menos en las letras que en la actualidad se escriben a este lado del océano Atlántico, la variedad de registros en las que se mueve el autor de La costa de los ausentes, y la capacidad que tiene en algunas de sus mejores páginas (y esta novela cuenta con algunas de esas mismas páginas) para emocionar y conmover a un lector como quien ahora les escribe. Es decir, que se deja llevar cuando Gil se decanta por su aliento poético o se inclina hacia su narrativa. Una narrativa que va mucho más lejos del sujeto verbo y predicado, ya que a veces la impregna con frases de chispeante viveza y esas reflexiones que también has compartido pero que has sido incapaz de expresarlas con palabras.

En este aspecto, y si lo ubicamos en esa hipotética Generación 21, Santiago Gil es el escritor mejor dotado –en este variopinto y afortunadamente inclasificable grupo– en el empleo de la palabra con método quirúrgico para hurgar en las heridas. Para la protagonista de esta novela, resignadamente dolorosas y que la fuerzan a buscar sosiego para obtener la certeza, dice uno de los personajes de esta novela de espíritus varados, “de que efectivamente estamos viviendo la vida que nos pertenece.”

 

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