La Aldea de San Nicolás
Erasmo Quintana //
La Aldea de San Nicolás ha venido liderando hasta hoy el ranking de los despropósitos y de lo que nunca se debe hacer en política: marginar deliberadamente (porque allí hay pocos votos) una población que abocaron a la emigración forzosa. La Aldea, pueblo agricultor por excelencia, de sembrar y amarrar tomateros, hubo un tiempo no muy lejano, por cierto, que lo único que valía para ir subsistiendo era trabajar la tierra, la recogida del tomate y su clasificación y empaquetado en grandes almacenes.
Esta actividad me temo que ya no es tan boyante como en otras épocas lo fue, circunstancia que unida al abandono de la peligrosa carretera de acceso y su interminable conclusión, ha sido el motivo de que ese pueblo no termine de arrancar en lo económico y, por consiguiente, en lo social. Sin embargo, no todo es adverso y malas noticias para este municipio secularmente hundido en la marginación.
Ahora mismo, ante la perspectiva cierta de próxima conclusión de su carretera, hay quienes se animan a invertir en ideas de promociones turísticas. Así, hemos conocido la noticia de que el Grupo Mur, al que pertenece en calidad de consejero delegado, el también presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, Mario Romero Mur, ha declarado que tiene en fase de idea presupuestada una inversión de alrededor de 150 millones de euros para levantar un complejo turístico sostenible en Valle La Aldea. El hotel ocuparía alrededor de 2,5 hectáreas de las 170 totales, respetando el alzado a solo dos alturas, con una gama de accesibilidades para facilitar su comunicación. El resto de lo no edificado, unas 167,5 H. lo adecuará para que se pueda acondicionar como un nuevo destino turístico eminentemente canario, alejado del hasta ahora conocido de “sol y playa”.
El promotor reconoce que con el actual Plan Insular de Ordenación del Territorio (PIOT), es imposible llevar a cabo la inversión pero, al mismo tiempo, cree que se podría hacer con el que ya está en tramitación. Soy de los que piensan que ordenar con inteligencia el territorio en nuestra Isla debe ser prioritario, respetando lo más posible el paisaje natural de su orografía, pero también teniendo en cuenta el suelo del Valle La Aldea, con su enorme extensión y el retroceso que sufre en su explotación agrícola, el nuevo Plan Insular debe dar cabida a un proyecto que incluso el Comité de Inversiones Estratégicas ya le ha dado luz verde.
Insisto, porque me encuentro entre los partidarios de un Territorio Sostenible, que soy de los que opinan que preservar el suelo, y con ello el paisaje único grancanario, es lo que se debe hacer: dejarlo para el disfrute de nuestros nietos y los nietos de nuestros nietos; pero, al mismo tiempo tenemos que ser pragmáticos a la hora de dotar a los municipios de suelo para, como en el caso que nos ocupa, atender la necesidad que tiene La Aldea de San Nicolás de un atractivo complejo turístico.
El alcalde Tomás Pérez, no para de soñar, y afirma que “No hay un proyecto que le iguale a éste en Canarias”. El abanico de futuros clientes es amplio y dirigido a todas aquellas personas que buscan el descanso siempre en contacto con la Naturaleza de manera activa. “Téngase en cuenta (afirma también el promotor y presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria), que tenemos cerca entornos naturales bellísimos y en estado completamente salvajes tales como Gu-Guy, el Pinar de Tamadaba, el Roque Nublo o el Roque Bentayga”.
Para terminar, esta es la hora en que el Gobierno de Canarias tiene que decir la última palabra, cosa que estimamos no es tan difícil, viendo de último a su presidente, Fernando Clavijo, con qué frecuencia se prodiga por estas tierras orientales, ya que no hay por aquí un acto de relumbrón, en el que él no esté presente. Pues a ver, mis queridos amigos, que, según el dicho, el movimiento se demuestra andando.
