Pepe sigue sentado al piano (in memoriam)

Por Santiago Gil //

Anoche me llamaron para decirme que había muerto Pepe Mejías, pero Pepe sigue sentado en el piano cantando canciones italianas en noches de parranda y vida. En la casa de Braulio o de Antonio Aguiar siempre era el que mantenía a salvo la sonrisa y la compostura del buen bebedor de vino. Pepe era la bonhomía y la música, un hombre culto y sabio al que echaremos de menos. Ya no serán las mismas esas tocatas en Santa Cristina o en San Roque. Estos últimos años, entre una cosa y otra, me las he perdido casi todas. De eso sí me arrepiento, porque esas noches, con Braulio a la guitarra y Pepe al piano, eran noches de vida y de alegría.

Pero ayer también me enteré a última hora de que había fallecido el periodista Benito Falcón. Lo conocí mucho antes de que nos hiciéramos amigos y coincidiéramos en ruedas de prensa o en aquellas noches de los carnavales de los noventa. Yo le hablaba siempre de cuando tenía doce o trece años y antes de salir corriendo para la playa en el Puerto de Las Nieves escuchaba su programa de la canción del verano. Allí recuerdo que escuché por vez primera el Solo pienso en ti de Víctor Manuel y que Braulio también tenía su puesto destacado con algunas de sus canciones más conocidas. La parca decidió anoche llevarse a Benito y a Pepe, y ahora solo nos queda la música, el eco de Pepe cantando en italiano o recordando las canciones que en los sesenta cantaba la Orquesta Mejías por las plazas y los casinos de Gran Canaria. Ahí sigue, sentado al piano, para siempre.

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