La ayuda canaria a la dependencia

Erasmo Quintana  //

La dignidad y grandeza de un pueblo se refleja en la distribución equitativa de la riqueza que genera y cuando hay justicia en el cuerpo social, recibiendo quienes lo necesitan, enfermos y dependientes, lo indispensable para una vida digna.

También podemos llamar grande a un pueblo cuando éste honra y venera como es debido a sus mayores. Cuando nos dicen que somos un país moderno, que sus leyes funcionan, que todo es mejorable pero que pertenecemos a los países del primer mundo, desarrollado y  civilizado, me pregunto dónde tiene la cabeza esta gente que nos gobierna.

Es Canarias de las regiones turísticas más importantes de la nación; y curioso, no nos dan cifras contrastadas del volumen de riqueza que genera. Se sabe que somos la segunda o tercera Comunidad donde más ha crecido el número de visitas turísticas en los últimos tiempos, alcanzando cotas inimaginables. Pues bien, toda la bonanza económica generada no ha tenido su reflejo en la ciudadanía. Por poner un ejemplo,  sigue estando Canarias a la cola en prestaciones a la dependencia del país.

Diez años hace de la aprobación de la Ley de Dependencia de Canarias, y a pesar de que en el pasado año se ha producido un tímido acelerón en su aplicación, todavía ocupa el último lugar en el ranking de las restantes Autonomías. Somos la que en 2016 menos personas dependientes se han atendido, 2.967, un 21,4% superior respecto del año anterior, llegando hasta los 16.852 beneficiarios, pírrico incremento que contrasta con las 13.911 que aguardan todavía una respuesta de la Administración, y que supone la mayor lista de espera del país.

Y ojo, esto no lo decimos nosotros, son las conclusiones que ha sacado la Asociación Estatal de Directoras y Gerentes de Asuntos Sociales (AEDGAS) al publicar su informe anual del Observatorio sobre la Dependencia, en el que hace balance de la primera década del texto legislativo. En el mismo informe es de destacar que a nivel de nación, en los últimos cinco años, 150.000 dependientes con derecho reconocido fallecieron sin haber llegado a percibir prestaciones o servicios a los que tenían derecho, es decir, 90 personas cada día.

En cuanto al personal que genera esta atención personalizada a la dependencia es significativa su insuficiencia, por lo que sería conveniente que aumentase, cosa que por último se vería mejorada la empleabilidad en Canarias, donde la tasa de paro es aún de las más elevadas del país, con un 24,5%. Los entendidos calculan que 44.4 millones de euros retornarían a las arcas públicas a través de las cotizaciones a la Seguridad Social e impuestos de IRPF o el IGIC canario, lo que demuestra que el gasto que se hace en dependencia no lo es tanto, ya que tiene su retorno, en parte, generando de por medio una situación de riqueza al tiempo que bienestar social.

Con el sombrío paisaje que se dibuja de nuestra Comunidad sobre la Dependencia, gobernada por los mismos va para treinta años, al final de la jornada diaria ¿es para irse a la cama a dormir a pierna suelta, como cuando se va con la conciencia plena del deber cumplido con los enfermos, ancianos y personas dependientes? Ustedes, mis amigos, tienen la respuesta.

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