La ciudad de Guía recupera el proyecto original del suministro de agua de 1910

Amado Moreno //

La familia del ingeniero Eugenio Suárez Galván dona al municipio una joya documental que conservaba en Estados Unidos

A pocas semanas de la celebración de las fiestas patronales en honor de su Virgen el próximo 15 de agosto, Guía ha recibido un obsequio inesperado y valioso por parte de los descendientes de la familia Suárez Galván, radicada en Estados Unidos, aunque con ascendencia en el municipio norteño. Acaba de llegar a la sede del Consistorio local norteño la donación del original correspondiente al primer proyecto de abasto público de agua ejecutado en este municipio. El ayuntamiento no disponía siquiera de una copia.

Encuadernado con lujosas tapas e ilustraciones, a modo de un valor incunable, el original remitido de Norteamérica contiene cuatro tomos con la Memoria, planos, pliego de condiciones facultativas y ficha presupuestaria del riguroso estudio elaborado y suscrito en 1910 por Eugenio Suárez Galván, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Había sido una iniciativa de su hermano Luis, exitoso empresario y banquero, emigrante a caballo entre La Habana y Nueva York, que empeñó parte de su fortuna en financiar esta obra de envergadura en aquellos comienzos del siglo XX. Ambos hermanos dejaron constancia, con este y otros gestos, su generosidad y afecto inmarchitable a la ciudad que les vio nacer.

El «testigo» de ese sentimiento ha pasado luego a su nieto, el profesor universitario Eugenio Suárez-Galván, y la hija de éste, Laura, decisivos para la entrega del aludido dossier, como meses atrás lo demostraron también para comunicar al Cabildo de Gran Canaria el regalo de tres pinturas de Antonio Padrón al museo que lleva el nombre de éste en Gáldar.

El prestigio como ingeniero del autor del primer proyecto de abasto público de agua a Guía queda acreditado con su extenso curriculum. Sobresalió como ingeniero-jefe de los puertos de La Luz y de Cádiz, después de ser el «brazo derecho» profesional de Juan León y Castillo; impulsó las obras del dique de Santa Cruz de La Palma, motivo por el que más tarde en 1915 le nombraron hijo adoptivo de aquella ciudad; y diseñó los Faros de Sardina del Norte (ya desaparecido para ser reemplazado por otro moderno), y Arinaga.

El abasto de agua guiense

El proyecto de abastecimiento de agua para el casco urbano de Guía, con un censo de población inferior a cinco mil habitantes en 1910, lo fundamenta su autor en los ocho manantiales de la Hoya del Guanche, que entonces suministraban un caudal total de unos dos litros por segundo. Evaluó la necesidad de garantizar un abastecimiento de 108.000 litros cada 24 horas, con una media de 43 litros para cada consumidor. Aunque suficiente y quizás excesivo para ese momento, Eugenio Suárez Galván advierte que no lo sería en el futuro «cuando el agua llegue con toda clase de facilidades al consumidor y éste adquiera los hábitos de la moderna higiene, que tanto contribuye a la salubridad y aumentos de las poblaciones (…) aún más cuando se disponga de alcantarilla para la evacuación de las aguas usadas».

Reconoce con su proverbial pragmatismo el ingeniero firmante del ambicioso proyecto que la fijación de las demandas futuras es verdaderamente imposible «porque el consumo de agua en las poblaciones es variable, según los climas, las épocas, las circunstancias locales, los hábitos, etc.». Pero obligado a prever un determinado gasto que sirva de base a los cálculos de su meticuloso trabajo adopta un consumo de 90 litros por día y habitante, idéntico al determinado en el municipio de la capital grancanaria.

Aguas ascendentes

Entre las consideraciones técnicas curiosas que describe la Memoria del mismo proyecto, detalla que «por estudios detenidísimos que hemos practicado en esta Isla (Gran Canaria) y en las de Tenerife y La Palma» las aguas de carácter permanente que nacen en ellas son ascendentes. Recuerda que proceden de gran- des profundidades de la Tierra, «donde se hallan sometidas a enormes presiones que las obligan a subir por las grietas de los macizos rocosos».

Eugenio Suárez Galván se muestra abiertamente complacido con esta teoría, cuya paternidad se adjudica en exclusiva, sin falsa modestia, y con el aval de otros colegas suyos.
Razona en su exposición técnica que aplicando su teoría a los manantiales de la Hoya del Guanche la apertura de galerías por debajo de esta favorecerá la mejor captación y aprovechamiento de las aguas con destino a dos depósitos de almacenamiento para abastecer a la población guiense.

Pionero en la comarca

La Memoria de este informe que constituye un revulsivo de progreso en la comarca Norte, tanto en la característica de la obra como en su peculiar financiación privada, en los albores del siglo XX, concluye detallando el presupuesto. Suma 40.083,33 pesetas de aquellos tiempos para la ejecución material, y 46.095,78 para la contrata, que fueron aportadas en su totalidad por Luis Suárez Galván, hermano del ingeniero; asumió sin reparos también los costes de las sucesivas modificaciones de las obras, hasta doblar los importes aprobados inicialmente.

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Apunte para mejorar el suministro a la capital

– El asesoramiento de Eugenio Suárez Galván (fallecido en septiembre de 1941) fue requerido por el ayuntamiento de la capital grancanaria para un proyecto que optimizara el suministro de agua a la población. Al respecto, en la portada de «Diario de Las Palmas» el ingeniero de origen guiense denunciaba el viernes 19 de mayo de 1933 que la capital de la Isla se hallaba en iguales condiciones que en 1904 «necesitando aumentar su caudal de agua para su abastecimientos en unos 30 litros por segundo».

Para la resolución del problema propugnaba el desarrollo de un plan análogo, que ya había sugerido infructuosamente en 1909. Consistía en la adquisición de más fuentes en la Cumbre; perfeccionar la explotación de la riqueza acuosa del subsuelo de las cuencas de Gamonal y Camaretas, y emprender labores de alumbramientos en otras cuencas en los altos de Gran Canaria «muy ricas en aguas subterráneas». En último extremo, «la adquisición de las aguas caras de los Heredamientos de San Mateo». Pese a la seriedad de estas reflexiones, el texto desprendía en otros apartados cierto pesimismo y poca confianza del ingeniero en la diligencia municipal para hacer frente a la situación. El tiempo le concedió después la razón. A. M.

NOTA.- Publicado en La Provincia

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